Poemas

Ahora soy viento

Ya no tengo tiempo para pensarte,

pero a veces ese detalle se me olvida

y entonces lo hago así, sin más.

 

Te pienso como eres,

sin pretensión alguna,

balanceándote en las redes de tus sueños,

con tus ojos grandes de ilusiones

y sonriendo como siempre.

 

Estando en la tarea

esta se eterniza,

se me vuelve paisaje,

y en él suelo permanecer.

Me quedo aletargada

en tu paleta de colores,

edito la iluminación,

luego los blancos y negros.

Y sigues siendo tú.

 

Pero es que eres tan yo

y yo soy tan tú,

que en ocasiones me confundo.

Así es como no puedo con tu recuerdo,

tienes la razón,

me abstraigo en la contemplación.

 

Hice la tarea de limitarlo,

le puse tiempo a su compañía,

él es un pequeño Snoopy esgrimista,

un tierno guerrero con coraza

que me recuerda las horas,

las que te debo pensar.

 

Pero mi mente es un sable,

no es compasiva con su rival,

lacera como ninguna,

dice que no te quiere olvidar.

 

Ahora la razón ha dictado un ultimátum,

ella dice que no se deja abierta una puerta

por la que sólo han de pasar moscas.

 

Fue así como di el portazo

y el cerrojo giró la vuelta entera.

Pude ver cómo tu curiosidad

asomaba por las ventanas

de la guarida que he construido de ti.

 

Al intuirla cerré los ojos,

Apreté fuerte mis labios,

tomé postura de niña

con las rodillas sobre mi pecho

reprimidas por la fuerza

que ya no tengo en mis brazos,

hundí mis sienes sobre la inocencia,

y lloré.

 

Y es que si un día, uno tan solo,

pudiera dejar de imaginarte,

recobraría la posibilidad de liberar

mi tesoro más preciado,

el de amar.

 

Lo tengo guardado en mi corazón,

en un baúl de madera rústica

bañado de alma pura.

En él decidí atesorar

la visión que vino contigo.

 

Al abrirlo puedo ver

el torrente de luz morada

acaparando corazones.

Ellos ya la reclamaron,

dijeron que la debía soltar,

que no era nuestra,

sino de la totalidad.

 

Pero no quiero.

El problema es uno sólo.

Fuiste tú quien develó el secreto,

tú que me gustaste muchas veces,

no una ni dos.

 

Fui reincidente en la contemplación de tu figura

tantas veces, tantas…

que contigo me figuré la vida entera.

Tus ambivalencias me arrullaron en sus brazos,

me llevaban entre día y noche sin intermedios,

y yo estuve sin dormir,

entre frío y calor sin mediación,

y yo permanecí desnuda.

Me entorpeció tu inocente arrullo.

 

Ahora soy clara en que no fuiste tú,

fue el amor quien me cambió la vida,

el quiso manifestarse en ti,

un día de repente se encaprichó,

vino a contarme de tu existencia,

yo lo escuché atentamente,

como suele suceder con los buenos amigos,

y me dejé acallar con tu presencia

como tormenta golpeando sobre mis mares,

confié sin dudar en las gotas que me

inundaban la vida, eran dulce manantial

para mi sed insaciable.

 

Me bebí a sorbos tu locura,

y se fundió con la mía

de manera natural.

 

Y ahora nuestra locura

me acompaña donde voy

y sólo escribe las palabras

que le dicta el corazón.

 

Así que en adelante

te amaré con mis palabras

cuando me lo permita el entusiasmo,

para que las recoja el tiempo

y algún día lleguen hasta ti,

ya que la vida es una tómbola,

nos envolvemos en máquinas de viento

jugando al azar,

y es que llevamos el aire en nuestras venas,

pues nuestra naturaleza es la de volar.

 

Y yo quiero permanecer en este vuelo,

sintiéndome a tu lado,

y con mis alas abiertas de ilusión.

Porque en ese preciso instante

es cuando me reconozco única,

como tú,

como todo lo demás.

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